La temporada de huracanes pone en riesgo a la Casa Blanca
Por: Fabián Acuña, estudiante de economía y miembro del comité editorial de la revista The Lobby.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos reportó que posiblemente dos huracanes azoten el Golfo de México al mismo tiempo, un evento bastante inusual en las aguas del Atlántico. Similar a ese fenómeno, el periódico Politico prevé que otros dos huracanes, Biden y Harris, afecten con fuerza el litoral Este, con fuertes impactos en Washington D.C. Siendo estas tormentas muy peligrosas juntas, amenazan con la estabilidad de la Casa Blanca y deja en la cuerda floja el futuro de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos de América.
La elección de Joe Biden como candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos fue sorpresiva, teniendo en cuenta la trayectoria de otros candidatos como Bernie Sanders o Pete Buttigieg y el historial controvertido del propio Biden. Sin embargo, esta decisión obedece a unos acontecimientos políticos dentro del Partido Demócrata con el fin de capturar a la mayor cantidad de votantes.
Por ejemplo, Biden, por más irónico que suene esto, es muy popular dentro las bases electorales afroamericanas. Su imagen como el heredero del legado Obama todavía perdura entre los afroamericanos centristas. La mayoría de ellos ubicados en estados, por lo general republicanos pero que pueden torcerse en contra de Trump.
Por otro lado, tenemos a Kamala Harris, elegida como la fórmula vicepresidencial de Joe Biden. Ella se ha visto involucrada en diversos proyectos en los que ha demostrado ser una persona feroz, proactiva y capaz de enfrentarse duramente con Mike Pence, actual vicepresidente. Su personalidad, un poco más luchadora, contrasta con la imagen suave y empática de Biden, convirtiéndolos en la representación perfecta del arquetipo de “policía bueno y policía malo”.
Asimismo, siguiendo la lógica del partido, Harris es muy popular entre los votantes progresistas e inmigrantes, grupo que Biden nunca pudo convencer del todo. Lo importante es recalcar que los mismos estudios meteorológicos muestran que su base electoral está incrementando de manera vertiginosa y que esta estrategia puede llegar a ser exitosa. Esto se puede evidenciar en el rastreador de encuestas del Financial Times donde la llegada de Kamala a la contienda presidencial les dio un empujón a los demócratas en Wisconsin y en Florida, bastiones conservadores del país.
De toda esta retahíla sobre los próceres de la política americana se podría concluir que ellos son los indicados para luchar contra Trump y, ciertamente, comparto esta idea. Pero es importante recalcar que, como todo huracán, pueden perder ímpetu en cualquier instante.
Sus historiales no son para nada limpios y pueden ser los puntos que la administración Trump use para disminuir el impacto que ellos causan. Para empezar, Biden no ha podido manejar bien las alegaciones de conducta inapropiada con mujeres donde, por lo menos dos son denuncias de agresión sexual; su comportamiento en este tema es de reprochar y con toda la razón disminuye su popularidad entre las mujeres. Además, su acérrimo apoyo a la intervención de Estados Unidos en la guerra de Iraq deja un sinsabor en la conciencia de cualquiera.
Por otra parte, Kamala no es muy popular con los afroamericanos justamente porque, en su rol de Procuradora General de California, aumentó el número de penas por posesión de marihuana, afectando desproporcionadamente a esta comunidad en un estado donde la marihuana medicinal ya era legal desde 1998. Igualmente, sus programas de sensibilización racial en la policía de California no fueron vinculantes y, por ende, no los tomaron en serio, generando un impacto poco significativo.
Dejando atrás lo negativo, la presencia de ellos dos amedrenta seriamente a oficiales En su calidad de presidente de los Estados Unidos, Trump en su fervor de aguantar los efectos de los huracanes Biden y Harris, ha amenazado en cortar el financiamiento al Servicio Postal de los Estados Unidos con el único propósito de interrumpir los procesos de votación postal propuestos para continuar con las elecciones presidenciales en medio de la pandemia actual. La turbulencia que esto generó fue tanta que el director general de la entidad postal tuvo que aclarar que los cambios operacionales que impactarían las votaciones por correo se harían después de las elecciones de noviembre. Este paso en falso solo demuestra una preocupación inherente al poder que suponen Biden y Harris.
Entonces, ¿Deberíamos confiarnos? La respuesta es más clara que el agua: no. Sus discursos de odio los ha convertido en una de las maniobras políticas más fructíferas de este siglo. La radicalización y el miedo implantado por sus palabras avivó el sentimiento patriótico de muchos estadounidenses que se encuentran confundidos por los rápidos cambios sociales y culturales de las últimas décadas. Una verbigracia fue su controvertido acercamiento a las cuestiones de migración, que fácilmente se podría interpretar como una debilidad, pero que definitivamente le dio el empujón entre los conservadores para llegar hasta Washington D.C. Esto se puede observar en que, a pesar de que las encuestas Gallup durante el 2016 dieran a Hillary Clinton como ganadora con por lo menos 5 puntos de diferencia, Trump ganó. Precisamente porque él vive de la desaprobación de muchos, aprovechando el sistema electoral estadounidense.
La última pregunta que queda por resolver es, ¿qué significa esto para Colombia? Lo más sincero es decir que aún no se sabe. La administración actual solo ha estado interesada en Colombia por una dicotomía ya conocida, drogas y relaciones con sus vecinos. Su apoyo a la lucha contra las drogas no cesó y su preocupación por Venezuela, que por ahora no le ha servido para nada, han plagado su única agenda con la nación. Entre tanto, Biden y Harris tendrían un interés similar. En su momento, Biden junto con Obama anunciaron, de una manera más simbólica que real, el fin de la doctrina Monroe, pero poco más y Harris tuvo una de las políticas antinarcóticas más duras de California, tema crucial de las relaciones con Colombia. En mi opinión, lo que los distingue es la forma que aborden estas problemáticas, donde destacarían más la acción afirmativa que la palabrería.
Para finalizar, las torres de monitoreo climático del NY Times, otros periódicos y think tanks están al rojo vivo en esta contienda presidencial. El poder de los huracanes antes mencionados es considerable, acarreando un aire reformista que hace mucho no se veía. Su determinación y fuerza está por verse en los próximos meses, donde el desarrollo de la pandemia y la crisis económica impactarán más el equilibrio político. Con esto, lo único que me queda por decir es, en las palabras de Diane Ackerman, “la temporada de huracanes trae un humilde recordatorio de que gran parte de la naturaleza sigue siendo impredecible”. Por eso, el futuro de Kamala Harris y Joe Biden puede parecer claro, pero solo el futuro dirá si su astucia podrá darles la Casa Blanca o si, literalmente, estamos formando una tormenta en un vaso de agua.