Crónica de una dimisión esperada: Liz Truss y su pésima corta gestión
por: Lily Sofía Susa, estudiante de Ciencia Política
Casi 39 días después de llegar al poder, la nueva primera ministra, Liz Truss ya tiene los días contados en su cargo y no precisamente porque ya esté exhausta de ejercer, sino porque no ha tenido la oportunidad de hacerlo de la manera correcta. No, no le entregaron un país sin reparo y tampoco Reino Unido sigue conmocionado por el “inesperado” deceso de la Reina Isabel II, sino que la incompetencia de Truss se ha apoderado de ella, de su partido y ha acaparado todas las portadas de los tabloides nacionales.
Acorralado por el parlamento y por los miembros de su mismo partido, el pasado 7 de julio de 2022, Boris Johnson renunció al cargo de primer ministro el cual había hecho el intento de ejercer de manera caótica desde 2019. En su discurso de renuncia, Johnson resaltó lo que considera logros de su administración. “Estoy inmensamente orgulloso de los logros de este Gobierno, desde lograr el Brexit hasta fortalecer nuestras relaciones con el continente durante más de medio siglo. Recuperar el poder para que este país haga sus propias leyes en el Parlamento, ayudarnos entre todos a superar la pandemia, ofrecer el lanzamiento de vacunas más rápido en Europa, la salida más rápida del confinamiento y, en los últimos meses, liderar a Occidente en la lucha contra Putin en su agresión contra Ucrania”; dijo el líder conservador, expresando una evidente tristeza, casi como un sentimiento de derrota. Desde esa fecha, se abrió la vacante para ocupar este prestigioso cargo, por lo que en los pasillos de Westminster se escuchaban posibles nombres de los sucesores que tenían enormes retos si llegaban a asumir el poder. Liz Truss se convirtió en un nombre aún más conocido y una posible “ganadora cantada”, hasta que, finalmente, el 6 de septiembre es elegida como la nueva primera ministra de Reino Unido. Múltiples expectativas estaban puestas sobre ella, no solo por ser apenas la tercera mujer en toda la historia en asumir el cargo, solo después de Margaret Thatcher y Theresa May, sino también porque debía comprometerse a unir a la nación, de cierta manera evitar que Escocia se independice del territorio y, además, porque la crisis entre el partido Conservador británico ya se hace evidente desde hace varios años.
Lastimosamente, Truss no logró iniciar con el pie derecho. Casi como cualquier mortal en un nuevo empleo, la nueva premier británica creyó que se vendría una nueva etapa de su vida, algo así como un “new job, new me”, prometió acciones urgentes contra la crisis energética y, además, habló de implementar un plan audaz para reducir los impuestos y hacer crecer la economía ya debilitada por diversos factores, la guerra de Rusia con Ucrania como uno de ellos. Para la mala suerte de Truss, la Reina Isabel II muere dos días después de su nombramiento como nueva primera ministra, los problemas se le vinieron encima y ahora parecer estar lamentando el haber anhelado estar en el poder. ¡Tranquila Liz, eso le puede pasar a cualquier persona que asume un nuevo cargo, sobre todo si no se tiene la capacidad necesaria de dirigir una nación!
Pero bueno, al menos y después de todo, Liz Truss aún cuenta con el apoyo de la población, ¿no es así? Pues según se desprende de un sondeo divulgado este martes, solo uno de cada diez ciudadanos del Reino Unido tiene ahora una opinión favorable de la primera ministra británica. Por esto, la mandataria salió a pedir disculpas por sus acciones, por sus malas decisiones con respecto al ámbito económico pues con la masiva bajada de impuestos que prometió al asumir su cargo, solo pretendía ayudar a que la gente pudiese pagar sus facturas energéticas, pero que fue “demasiado lejos y demasiado deprisa”. No obstante, frente a las voces que le reclaman que se marche, desechó la posibilidad de que vaya a renunciar de forma voluntaria y, aunque, haya decidido revertir las medidas fiscales adoptadas que constituían la columna vertebral de su programa de gobierno, la población, su partido y el parlamento, en general, se encuentra inconforme y sin otra solución que presionarla para que dimita prontamente. ¿Parece entonces que nada tiene contentos a los británicos o que el partido conservador ya ha demostrado de manera suficiente su inhabilidad para gobernar?
En los pasillos del Downing Street se puede escuchar que hay múltiples ciudadanos que consideran que se le debería dar una segunda oportunidad a Boris Johnson y otros que consideran que, aunque las segundas oportunidades no deberían existir, Johnson podría lograr reparar lo que Truss hizo, o mejor dicho, nunca hizo en sus 39 días de mandato.
Por ahora, solo queda esperar a que la primera ministra tenga un día en el que los astros se alineen y cooperen para que pueda tener una luz de esperanza en su gestión, bien sea renunciando o planeando nuevas propuestas para el país. No obstante, a este paso, la famosa “luz de esperanza” para los británicos puede ser que Liz Truss se vaya.
Sí, son permitidos los malos días dentro del mismísimo Downing Street, pero lo esperado no es que las consecuencias de “levantarse con el pie izquierdo” recaigan en toda una población que los necesita.